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20 años de Circovirus porcino tipo 2

En estos últimos años desde que apareció la vacuna frente a PCV-2 para solucionar la enorme problemática generada por la Circovirosis, ¿qué crees que ha cambiado y cómo afecta a las granjas? ¿ha cambiado algo en la presentación del PCV-2 en los últimos años?

Como investigador, me siento privilegiado por haber participado desde la aparición de esta enfermedad hasta ver el desarrollo de una herramienta eficaz como son las vacunas actuales.

Los veterinarios más jóvenes ya han asimilado que la vacunación frente a PCV-2 es una de las vacunas que se aplican rutinariamente a más del 95% de los animales. Los que estuvimos involucrados desde la aparición de la enfermedad, aún recordamos lo que el desmedro nos enseñó: el control de la infección del PCV-2, cuando se implementó el uso de la vacuna, acabó con las dudas que había sobre el papel central que el PCV-2 juega en esta patología; pero tratamos con una enfermedad multifactorial donde las condiciones ambientales, la densidad y de manera especial la genética, juegan un papel muy importante.

¿Ha cambiado la epidemiologia del PCV-2 debido al uso masivo y continuo de la vacuna?

Si. Hay que considerar que la vacuna ha probado ser una herramienta de una altísima efectividad y que se utiliza en más del 90 -95%% de las granjas en países europeos, EEUU, Canadá y un largo etc.

Pero en biología, se da el hecho de que, haciendo siempre lo mismo, a veces no obtenemos los mismos resultados.

La vacunación continuada de las granjas ha provocado una reducción en la presión de infección. Con menos virus circulante, algunos animales llegan al final de la época de cebo siendo seronegativos. Si consideramos que esta situación puede darse en las primerizas de reemplazo, el % de animales susceptibles de la población se va incrementando. Estas hembras susceptibles nos generan dos problemas principales:

  • Sus lechones tienen mayor riesgo de sufrir infección por PCV-2 in útero o alrededor del parto
  • La protección vía calostro que aportan estas reproductoras a sus lechones es menor.

La combinación de estos dos hechos, hace que un % de los lechones ya estén infectados a las 3-4 semanas, que es cuando muchas granjas vacunan a sus lechones frente a PCV-2. En estos casos, la vacunación llega tarde y algunos animales desarrollaran la enfermedad clínica de manera temprana (6-8 semanas de edad). No obstante, cabe destacar que esta situación se ha observado en algunas granjas solamente; el número de granjas donde se experimenta circovirosis porcina a pesar de estar siendo vacunadas es muy bajo.

La utilización masiva de la vacuna de PCV-2 ha provocado un cambio en la epidemiología del virus y en la presentación clínica de la enfermedad en algunas granjas

Figura 1: Evolución de la epidemiología de la infección por PCV-2 en un contexto de vacunación sistemática.

Figura 1: Evolución de la epidemiología de la infección por PCV-2 en un contexto de vacunación sistemática.

Estos problemas no se limitan matemáticamente a los hijos de las primerizas. Si tomamos muestras de las reproductoras de distintas edades veremos animales que van de los muy seropositivos a los completamente seronegativos con una variabilidad importante. Es lo que se ha venido a llamar la teoría de las subpoblaciones donde vemos animales susceptibles y animales inmunes en la misma población.

¿Crees que se dan casos clínicos de Circovirosis en granjas que vacunan? ¿Son fallos de la vacuna o fallos de vacunación?

No conozco ningún caso en la literatura científica ni he tenido ninguna evidencia de fallo vacunal en el sentido de que las vacunas no cubran el espectro inmunológico para controlar la infección. Creo que los fallos de vacunación están más relacionados con aplicar la vacuna en el momento inadecuado para esa granja en concreto.

Cuando algo que hasta ahora funcionaba deja de hacerlo, es importante hacer cambios controlados para poder llegar a conclusiones sólidas.

Si pensamos que los problemas pueden venir dados por esa variabilidad en el nivel de inmunidad de las reproductoras que he indicado anteriormente, se puede solventar de una manera relativamente sencilla ya que afortunadamente tenemos herramientas para ello.

Cada granja debe valorar su situación para definir el programa que más se adapta a su situación y que podrá pasar por:

  • Homogeneizar por la parte alta la inmunidad de las reproductoras:
    • Vacunación del reemplazo frente a PCV-2 de manera rutinaria y/o
    • Vacunación en sábana de las reproductoras
  • Adecuar, si es necesario, la edad de vacunación de los lechones.

Habrá granjas que siempre mantendrán la misma pauta de vacunación y nunca observarán un problema. Debemos recordar que la Circovirosis sigue siendo una enfermedad multifactorial y que la genética, el manejo, el estado sanitario etc de cada granja, además de la propia dinámica del PCV-2, afectará al riesgo de que observemos cuadros clínicos o subclínicos.

¿Cómo han cambiado los protocolos de vacunación?

A día de hoy, la vacunación de la reposición como parte del protocolo de adaptación empieza a ser algo habitual y hay muchas empresas integradoras que ya lo han implementado. Las primerizas ya reciben una dosis de vacuna como lechonas y se revacunan como parte de su plan de adaptación.

Algunas granjas han implementado la vacunación de las reproductoras, ya sea en sabana o en ciclo. El objetivo que se persigue es homogeneizar el nivel inmunitario de la población de reproductoras en el rango alto.

Cada actuación hará que el nivel de anticuerpos de la población varíe. El momento de vacunación de las cerdas también afectará a la cantidad de inmunidad que se transferirá a los lechones y quizás se debería ajustar la edad de vacunación del lechón en algunos casos.

Vacunaciones a final de gestación de las reproductoras generarán niveles de anticuerpos muy altos, y ello implica también una transferencia de inmunidad al lechón que también será muy alta. También es cierto que las vacunas de PCV-2 tienen capacidad de sobrepasar la inmunidad maternal al contrario de lo que pasa en otras patologías, pero ésta es limitada, con lo que debe balancearse el momento de la vacunación del lechón en base a los valores de inmunidad calostral.

En otras situaciones en las cuales se está diagnosticando circovirosis porcina a pesar de la vacunación, la estrategia que se está utilizando es adelantar la edad de vacunación del lechón. Debemos recordar que los lechones ya son inmuno competentes in útero desde los 70 días de gestación, con lo que vacuna animales muy jóvenes no debería ser un problema a nivel inmunológico.

¿Qué le dirías a alguien que cree que tiene un problema de Circovirosis clínica en su granja?

Lo primero y básico es definir que verdaderamente estamos delante de un problema de Circovirosis porcina y para ello debemos recurrir a un diagnóstico correcto siguiendo el mismo sistema que se definió hace más de 20 años.

  • Sintomatología clínica dominada por retraso en el crecimiento y desmedro.
  • Presencia de lesiones microscópicas características en los órganos linfoides.
  • Detección de PCV-2 en las lesiones de los tejidos linfoides

El envío de los animales adecuados sigue siendo básico para realizar un buen diagnóstico. La información diagnostica que nos dan otras herramientas como la PCR cuantitativa es orientativa y dependerá de cuando tomemos las muestras. Además, cada PCR tiene unas características propias y no existe una correlación directa entre el valor de la PCR y la presencia de enfermedad.

En caso que se confirme que existe un problema de Circovirosis porcina en una granja vacunada, mi recomendación seria revisar el nivel de anticuerpos del lechón en el momento de la vacunación, porque quizás son inexistentes y debo vacunar mucho antes o quizás son extremadamente altos y sería conveniente retrasar esa vacunación. Esto implica que, en esas grajas con problemas, sería necesario hacer una investigación de campo individualizada para determinar la mejor pauta de vacunación.

Para ello, los veterinarios disponen de herramientas como el PCR o el uso del ELISA que, si bien siempre hemos dicho que no sirve para diagnosticar la enfermedad, resultan muy útiles para monitorizar la infección. Estudiar el nivel de variabilidad en la población de las reproductoras nos ayuda a valorar si existen subpoblaciones y es conveniente implementar alguna estrategia para homogeneizar el estado inmunitario de las reproductoras.

Las modificaciones del programa de vacunación pasarían por implementar la vacunación en las reproductoras y/o adelantar la edad de vacunación de los lechones o ambas estrategias durante un tiempo mientras llega la producción de esas cerdas vacunadas.

¿Crees que estamos controlando la infección subclínica por PCV-2?

Eso es difícil de establecer. Quizás esos casos de Circovirosis clínica puntuales que se ven son la punta del iceberg del problema. Puede haber granjas que, sin ver casos clínicos evidentes, no estén extrayendo todo el beneficio posible a la vacuna por estos cambios en la epidemiologia que comentamos, unido a su nivel de riesgo inherente en función de todos esos elementos multifactoriales que siguen siendo básicos (genética, manejo, densidad, estado sanitario, etc).

Algo que debemos recordar, es que en el momento que se lanzaron las primeras vacunas, sorprendió, no solo su efecto sobre la enfermedad clínica, sino, una clara mejora en la productividad de los animales debido al impacto que estaba causando la infección subclínica que no teníamos dimensionada. Si esa mejora en los índices productivos se cuantificara económicamente, quizás veríamos que tiene un impacto económico superior a lo que causaba la enfermedad clínica.

¿Cuál sería el próximo reto en el manejo de PCV-2?

A pesar de que han quedado muchos elementos por investigar de cómo actúa el PCV-2, a día de hoy, el control del PCV-2 no supone un reto. Tenemos herramientas excelentes para su control, y si vemos que no funcionan como lo hacían antes, debemos platearnos porque, y para ello tenemos técnicas y conocimiento.

Sí que podríamos considerar un reto el saber qué cambios debemos implementar en esos casos esporádicos de granjas que vacunan y aun así presentan casos de circovirosis porcina diagnosticados según los criterios clásicos.

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